Dibuja una frontera.
¿cómo?
hazme caso, dibuja una frontera.
La frontera sigue ahí. Intacta, sin haberse borrado lo más mínimo después de tantos años.
El joven volvió a su tierra, a su país, a su patria.
Y la frontera seguía ahí.
Alguna que otra vez, se atrevía a cruzar esa línea que dividía el mundo real del de los sueños. El de los ideales perdidos en alguna batalla.
Él mismo, perdido por su propia inexistencia, no llegaba a entender cuál era su puesto en aquella apestosa guerra y loco de lo que muchos decían ser amor, se perdía por la Tierra de los siete mares, queriendo encontrar a su pirata coja y tuerta.
Aquella que una vez vio contemplando su reflejo en el agua dulce.
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Silencio, se pinta.