martes, 12 de marzo de 2013

...

La luz aunque muy tenue, podía verse al final del pasillo.

Poco a poco, arrastrando los pies descalzos sobre esas baldosas frías como carámbanos y rozando con apenas la yema de sus dedos las paredes desconchadas, la anciana caminaba hacia esa lucecita que con cada paso que daba, brillaba temblorosa, como si temiera apagarse en cualquier momento.

cuando sus pies entraron en la habitación un destello le sorprendió y corrió a taparse los ojos para no ver, pero no valió de nada. Lo que la luz quería enseñarle ya estaba dentro de su cabeza.

Las imágenes llenaban sus pensamientos sin lógica ninguna. Risas, llantos, gritos, lamentos, susurros... no podía soportarlo, no entendía nada.
-BASTA!

Todo en su mente dejó de moverse, las voces cesaron. Sólo había una cosa en su cabeza.

Una cuna al final de una habitación, bajo una ventana. Era de día y se oía reír a un bebé.

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Silencio, se pinta.